Tu casa, tu mejor pensión: cómo transformar ladrillos en tranquilidad

En GestyFor tenemos una convicción profunda: el debate sobre las pensiones en España no puede quedar atrapado en una espiral de cifras frías, reformas eternamente pendientes y discusiones políticas que rara vez aterrizan en soluciones reales. No basta con señalar que el sistema es insuficiente o con proyectar gráficos que muestran, año tras año, cómo se estrecha la base de la pirámide poblacional. Si queremos que este debate tenga sentido para las personas, debe dar un paso decisivo hacia propuestas concretas, aplicables aquí y ahora, que impacten de forma real en la vida de quienes ya están jubilados o están a punto de estarlo.

Un país que envejece como nunca antes

España vive un proceso de transformación demográfica sin precedentes. La combinación de una natalidad en mínimos históricos y una esperanza de vida que se sitúa entre las más altas del mundo ha creado un fenómeno que está reconfigurando nuestra sociedad de forma irreversible.

Hoy contamos con más de 10 millones de pensionistas. Y, según las proyecciones del INE, hacia el año 2050, cuando la generación del baby boom, esa ola de nacimientos registrada entre finales de los años 50 y mediados de los 70, alcance en masa la edad de jubilación, esa cifra podría superar los 15 millones. Es un cambio de escala que no se había visto antes en nuestra historia moderna.

Este crecimiento no es solo un desafío para el sistema público de pensiones; también lo es para las familias, que deberán encontrar formas de sostener económicamente y cuidar a un número creciente de personas mayores, muchas de ellas en situación de dependencia.

Una pensión que, en muchos casos, no alcanza

En este contexto, el dato de la pensión media (fuentes oficiales) es revelador: 1.300 euros mensuales. Puede parecer razonable sobre el papel o como dato oficial, pero cuando se enfrentan las cifras con la realidad cotidiana, vemos otra historia.

Pensemos en una pareja de jubilados que vive en una ciudad de tamaño medio. Entre suministros, alimentación, gastos médicos no cubiertos por la Seguridad Social y algún apoyo doméstico ocasional, gran parte de esa cantidad se esfuma antes de acabar el mes. Y si añadimos necesidades especiales (como fisioterapia, adaptaciones en el hogar o ayuda diaria para actividades básicas), el margen se reduce hasta desaparecer.

Esto no es un caso aislado: es la realidad silenciosa de miles de pensionistas. Una realidad en la que cada gasto extra supone un dilema y en la que la calidad de vida queda condicionada por la capacidad de estirar cada euro.

Más allá de la pensión: un dato que cambia el enfoque

En GestyFor creemos que la solución no pasa únicamente por esperar que el sistema público aumente sus prestaciones. Aunque las reformas serán inevitables, existe un recurso que a menudo se pasa por alto y que podría marcar la diferencia desde ya.

El dato es claro: más del 90% de las personas mayores de 65 años en España son propietarias de su vivienda. Y en la gran mayoría de los casos, esa vivienda está libre de hipoteca. Esto significa que los jubilados poseen un patrimonio considerable, pero que permanece inmovilizado.

Es la conocida paradoja de tener patrimonio pero no liquidez: disponer de una casa que garantiza seguridad y estabilidad, pero que no se traduce en ingresos con los que afrontar los gastos diarios o mejorar el nivel de vida.

De la casa pagada al patrimonio activo

Durante décadas, el gran objetivo vital de millones de españoles fue llegar a la jubilación con la casa completamente pagada. Era un símbolo de triunfo personal y familiar, el resultado de años de trabajo y esfuerzo, y una forma de asegurar un techo para siempre. Además, era (y sigue siendo) la herencia más habitual para los hijos.

Pero en el siglo XXI, con una longevidad creciente y un coste de vida en aumento, este objetivo necesita una actualización. El verdadero reto ya no es solo conservar ese patrimonio, sino activarlo para que sirva como palanca de bienestar en el presente, sin renunciar a la vivienda ni esperar décadas para que sus beneficios lleguen a la siguiente generación.

Fórmulas para transformar patrimonio en calidad de vida

Aquí entran en juego opciones que ya existen en el mercado y que, bien planteadas, pueden aportar soluciones muy valiosas:

  • Nuda propiedad: el propietario vende la titularidad de la vivienda, pero conserva el derecho de uso y disfrute hasta su fallecimiento.

  • Renta vitalicia: se vende la vivienda a cambio de una renta mensual garantizada de por vida, con la opción de seguir viviendo en ella.

  • Venta con alquiler garantizado: el propietario vende la vivienda y acuerda un contrato de alquiler que le permite continuar residiendo en ella durante un tiempo determinado o indefinidamente.

Estas fórmulas permiten convertir un activo inmovilizado en liquidez o ingresos estables, sin perder el hogar ni la seguridad emocional que conlleva.

En GestyFor creemos que cualquier decisión en este sentido debe tomarse con un enfoque profesional, ético y seguro, evaluando cuidadosamente cada caso para garantizar que el propietario reciba un beneficio real y que el inversor encuentre una rentabilidad estable y de bajo riesgo.

Más que economía: impacto social y cultural

Adoptar este tipo de soluciones no solo aliviaría la presión económica de los jubilados. También tendría un impacto social positivo, ya que contribuiría a dinamizar un mercado privado de soluciones para la jubilación, complementando el papel del sistema público y reduciendo su presión.

Pero más allá de lo económico, hablamos de un cambio cultural. En España, la vivienda ha sido tradicionalmente un bien intocable, un símbolo de esfuerzo y seguridad que se transmitía de padres a hijos como legado. Sin embargo, el contexto actual nos invita a replantear esa visión: no se trata de perder el patrimonio, sino de ponerlo al servicio de la vida presente, de convertirlo en un recurso que ayude a vivir mejor hoy.

En GestyFor defendemos que el verdadero cambio empieza con una pregunta simple pero poderosa: ¿estamos usando de la mejor manera posible los recursos que ya tenemos?

Una historia que se repite, pero con un final distinto

Imaginemos a Carmen, 72 años, viuda, que vive en el piso que compró con su marido hace cuatro décadas. La casa está en una zona céntrica y vale mucho más que cuando la compraron. Sin embargo, su pensión no le permite viajar, arreglar desperfectos importantes en la vivienda ni contratar la ayuda que necesitaría para algunas tareas domésticas.

Carmen tiene dos hijos, ambos con sus propias casas y situaciones económicas estables. Después de informarse, decide vender la nuda propiedad de su vivienda. Así obtiene una suma importante que le permite reformar el baño, viajar una vez al año para ver a su hermana en el extranjero y pagar una persona que venga a ayudarle tres veces por semana. Sigue viviendo en su casa, pero ahora lo hace con más comodidad, seguridad y tranquilidad.

Historias como la de Carmen no son ficción: son la prueba de que activar el patrimonio no significa perderlo, sino transformarlo en bienestar tangible.

Mirar hacia el futuro sin miedo

Sabemos que el sistema público de pensiones seguirá necesitando reformas profundas para adaptarse a la realidad demográfica. Pero mientras tanto, millones de jubilados tienen en sus manos una clave que podría mejorar su vida de inmediato.

En GestyFor creemos que el cambio real no se logra solo con leyes o presupuestos, sino con decisiones individuales bien informadas. Por eso trabajamos para que cada persona conozca todas las opciones disponibles, comprenda sus ventajas y riesgos, y pueda tomar la mejor decisión para su caso.

En definitva de lo que se trata es de algo muy simple: vivir mejor con lo que ya tenemos

2025/08/12-®Fuente: GestyFor

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