Las nuevas fábricas digitales: cómo la inteligencia artificial impulsa una revolución energética y tecnológica

Las fábricas de inteligencia artificial están redefiniendo el mapa tecnológico mundial. En distintas regiones del planeta se levantan megacampus de datos con presupuestos que alcanzan cifras históricas. Estos complejos, impulsados por cientos de miles de procesadores especializados, marcan el nacimiento de una nueva era industrial: la producción masiva de inteligencia.

En lugares de Estados Unidos y otros países ya se construyen instalaciones con potencias superiores al gigavatio, el equivalente al consumo de una gran ciudad. Cada una de estas fábricas digitales albergará decenas de miles de servidores interconectados, capaces de funcionar como un único superordenador distribuido.

El objetivo de estas infraestructuras es claro: entrenar y desplegar modelos de IA a gran escala. A diferencia de los centros de datos tradicionales, diseñados para múltiples servicios, las nuevas factorías están optimizadas para procesar enormes volúmenes de información mediante redes de alta velocidad y baja latencia.

Según estimaciones de entidades financieras globales, el coste de construir un centro de datos convencional ronda los 39 millones de dólares por megavatio, mientras que en las arquitecturas especializadas en IA esta cifra asciende hasta 52 millones de dólares por MW. Además, se calcula que cada gigavatio de potencia puede alcanzar una inversión de 50.000 millones de dólares, de los cuales la mayor parte se destina a chips y sistemas de conectividad.

La tendencia apunta a una escalada sin precedentes. En solo unos años, un solo rack —el bastidor donde se montan los servidores— podrá albergar más de 500 procesadores de IA trabajando en conjunto y consumir la energía equivalente a 500 viviendas. Esta densidad extrema obliga a reemplazar la refrigeración por aire por sistemas de enfriamiento líquido, mucho más eficientes.

De acuerdo con proyecciones del sector, la demanda de potencia de cómputo seguirá creciendo a ritmos superiores al 40% anual hasta 2030. Se calcula que el consumo energético de los centros de datos, que hoy representa entre el 1% y el 2% del total mundial, podría alcanzar hasta el 4% de la demanda global antes de que finalice la década.

En paralelo, los expertos estiman que la expansión de estas infraestructuras requerirá una inversión global superior a los 6,7 billones de dólares hasta 2030. De esa cantidad, más de tres cuartas partes estarán destinadas a infraestructuras adaptadas a la IA, mientras el resto se dirigirá a usos convencionales.

Aunque algunas instalaciones existentes están siendo adaptadas, solo un 5% de los centros actuales puede soportar la densidad y el consumo energético que exigen los chips de última generación. Por ello, la industria ya avanza hacia nuevos modelos de diseño, pensados específicamente para sostener el crecimiento exponencial de la inteligencia artificial.

El mundo se encamina hacia un futuro donde las fábricas digitales serán tan esenciales como las siderúrgicas o las de automóviles en su tiempo. Su producción no son objetos físicos, sino tokens de información, unidades mínimas de conocimiento que alimentan los sistemas inteligentes que transforman nuestra economía, la energía y la forma en que trabajamos.

2025/10/12-®Fuente: GestyFor

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