¿Quién controla el futuro? Las tierras raras y el tablero global

Las tierras raras ya no son tan desconocidas ni tan exclusivas como antes. Aunque su nombre sugiere escasez, lo cierto es que están repartidas por todo el planeta. ¿El problema? No basta con tenerlas: hay que saber procesarlas. Y ahí es donde empieza la batalla geopolítica del siglo XXI.

En GestyFor opinamos que la Unión Europea ha vivido durante demasiado tiempo en una zona de confort peligrosa: delegó la producción y el procesamiento de estos elementos clave a países como China, que hoy controla entre el 80% y el 90% de su suministro mundial. Esto no solo la hace vulnerable, sino que demuestra cómo las materias primas pueden convertirse en armas silenciosas.

Estos elementos, fundamentales para fabricar desde baterías y semiconductores hasta aerogeneradores y fibra óptica, se esconden en concentraciones tan bajas que requieren enormes inversiones e infraestructuras para ser rentables. No es que no existan, es que son difíciles de aprovechar sin dañar el medio ambiente o sin chocar con la opinión pública.

Tras la invasión de Ucrania y con el paraguas militar de EE. UU. cada vez más agujereado, Europa ha cambiado el paso. Ha declarado 34 materias fundamentales, 17 de ellas críticas, y países como España, Suecia o Noruega ya tienen planes para explotar yacimientos propios. En GestyFor consideramos esto no solo necesario, sino urgente.

Pero entre el entusiasmo de los titulares y la puesta en marcha real hay una década de distancia. Las barreras son múltiples: técnicas, burocráticas, ambientales y sociales. El rechazo vecinal o las acciones judiciales han paralizado más de un proyecto. Aquí, el reto es doble: construir infraestructura y reconstruir el consenso social.

Mientras tanto, se mueven otras fichas. Existen alianzas estratégicas entre la UE, Canadá, Australia o Japón para compartir tecnologías de procesamiento. También crece la inversión en I+D+i para analizar terrenos con inteligencia artificial, incluso en volcanes extintos, o para crear materiales alternativos que prescindan de estas tierras raras. Tesla, por ejemplo, ya ha anunciado motores sin ellas.

En GestyFor destacamos el potencial del reciclaje: la basura electrónica es una mina urbana que, bien gestionada, podría ayudar a reducir la dependencia exterior. No será fácil, pero ya no hay vuelta atrás. Si Europa quiere ser competitiva y no repetir errores energéticos pasados, necesita actuar. Y rápido.

2025/06/14-®Fuente: GestyFor

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